Pregunta 1: ¿Cómo enseñar a aprender a aprender con tics?
Gran parte de las autoridades educativas, y con ello de las políticas educativas, de los modelos de enseñanza propuestos e impuestos a los docentes, de los valores, de los criterios y de los objetivos de la educación, están convencidos y orientados hacia las formas transmisionistas de educar.
Esta es una realidad que se nos impone a los docentes que somos conscientes de la necesidad de un cambio en el paradigma como único recurso para superar la crisis educativa en nuestros países, la necesidad de "movernos entre la enseñanza tradicional y la que se posibilita con el uso de las TIC".
Por un lado, tenemos el discurso oficial, influido por los teóricos educativos vanguardistas, que nos habla continuamente de nuestro papel como facilitadores para que el alumno "construya", "comparta" "cuestione" y cree o recree aprendizajes. Por otro lado, tenemos aulas saturadas y con sólo recursos tecnológicos tradicionales, formas evaluatorias sumativas y criterios memoristas de evaluación, sumando el auge de la "evaluación externa" de los aprendizajes, que aleja cada vez más de la realidad de la vida estudiantil la posibilidad de reconocer los procesos individuales mediante los cuales los estudiantes van construyéndose a sí mismos como aprendices.
Ante este panorama, los docentes utilizamos medidas emergentes no sólo para el uso de las TIC, también para el uso de todo tipo de recursos que permitan a nuestros estudiantes lograr el mayor reconocimiento externo posible -calificaciones aprobatorias en evaluaciones externas, acreditación de exámenes de admisión a las instituciones educativas; al mismo tiempo que puedan incorporar los recursos tecnológicos que están a su alcance, si es que los tienen, porque a veces ni siquiera cuentan con libros que le ayude a optimizar sus aprendizajes.
Así, el discurso sobre los usos constructivos de las TIC en el aula se convierte en el gran reto del docente consciente. Por otro lado, al no ser nativo digital, se encuentra con la problemática de cómo acceder a los múltiples recursos y lo que es aún más difícil, cómo incorporarlos a su práctica, incluyendo en ésta desde la planeación hasta la autoevaluación.
Pero, por fortuna, están los jóvenes estudiantes, cuya vida, independientemente de lo que les imponga o trate de imponer la escuela, está absolutamente inmersa en la sociedad de la información, rebasando continuamente las barreras educativas que les imponen las paredes de las escuelas.
Así, nos encontramos con chicos que comparten, construyen, indagan, discuten, forman grupos e incluso deciden asistir o no grupalmente a las sesiones "educativas". Los docentes tenemos, entonces, una disyuntiva: o reprimimos y castigamos sus iniciativas con el viejo y desgastado recurso de la calificación (numérica) o nos sumergimos en su dinámica, formando parte de los grupos, compartiendo recursos, aprendiendo, reconociendo aportaciones y, por supuesto, preparándoles también para poder transitar por el camino de los aprendizajes memoristas que son los que finalmente decidirán si ellos obtienen en ansiado certificado que les dará el reconocimiento social de que "saben".
¡Urge!
Los docentes en esta era digital somos más aprendices que enseñantes, querámoslo o no.